lunes, 3 de septiembre de 2018

Ojalá mi mamá supiera. Juan Solá. Epicaurbana

Ojalá mi mamá supiera

Ojalá mi mamá supiera. Ojalá mi mamá supiera, pero no sabe. Las mamás nunca saben porque trabajan mucho. Mi mamá es enfermera y cuida a las personas cuando están tristes porque piensan que se van a morir.

Ojalá mi mamá supiera que cuando me suelta la mano, el corazón me empieza a latir tan rápido que se parece un poquito a las plantitas cuando viene tormenta y el viento las empuja y les pega y las estruja fuerte, fuerte.

Ojalá mi mamá supiera que cuando se va, el mundo deja de ser brillante y empieza a morirse un poco, como yo, como los árboles cuando los riegan con aceite hirviendo para que se mueran rápido y se conviertan en leña.

Ojalá mi mamá supiera que yo no tengo tanta hambre y que las galletitas que traen las figuritas de fútbol no me gustan tanto y que ojalá no hiciera falta que se fuera a trabajar para ganar plata y ojalá pudiera quedarse todo el día conmigo, contándome cuentos.

Ojalá todos los días fuera domingo, para que mi mamá no se vaya a trabajar.

Ojalá mi mamá supiera que la señorita Mónica me pega cachetadas cuando lloro porque la extraño.

Ojalá mi mamá supiera que hoy la señorita Mónica me puso un moño enfrente de todos mis compañeros del jardín y me sentó en el medio de la ronda y me dijo ¡dale, Fernando, dale, llorá! ¡Llorá como las nenitas!

Yo no lloro porque soy nena, señorita Mónica. Yo lloro porque extraño a mi mamá y ojalá mi mamá supiera.

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