miércoles, 28 de junio de 2023

VEO, VEO... QUE VEO EL MONTE

 ¡En estas vacaciones de invierno tenemos mucho por descubrir!


                       ¿Me acompañas?

"¡VEO, VEO, QUE VEO EL MONTE!" ¡Una excursión imaginaria por nuestra maravillosa naturaleza! Creación de Ányela Cuéllar.

A través de textos originales, de autoría propia, jitanjáforas, retahílas, poemas narrativos, veo veos y coplas, nos sumergiremos en un universo que mezcla lo mágico y lo real, el conocimiento científico y lo literario.

¡Agéndalo en tu calendario y consigue tu entrada anticipada!

Jueves 13 y 20 de Julio a las 16 hs

En el Centro Municipal de Cultura

Entrada general $2000. 

Abonan niñxos desde 3 años.


Contacto 2920 665868


#narracionoral

#vacacionesdeinvierno

viernes, 30 de diciembre de 2022

La esquina del año nuevo

 Por un amoroso 2023 para todos.


La Esquina del Año Nuevo 

por Laura Devetach

Si en el barrio había un juguete, ése era la olla de la abuela. Negra, panzona, increíble, colgaba de un paraíso atada con una soga.

La abuela vivía en la esquina, al lado del baldío. Y los chicos se hamacaban en la olla, se internaban en su panza y realizaban misteriosos viajes balanceándose en la rama.

Pero las cosas no andaban muy bien por aquellos tiempo. El dinero valía tan pero tan poco que, si se caía una moneda, la gente que tenía trabajo ni se agachaba a levantarla.

Sí, la gente que tenía trabajo. Porque muchísima gente no tenía dónde trabajar. La Navidad había venido bastante arrugada y tristona, con poco para festejar.

Chabela y sus hermanos no habían tenido regalos. Ni Bety, ni los mellizos, ni casi nadie. Laurita y Gusti estaban un poquito mejor porque, como sus padres sí tenían trabajo, hicieron sangría para convidar a algunos vecinos y ellos recibieron unas zapatillas rojas con las que podían hasta volar.

Pero el Año Nuevo pintaba negro.

Para Chabela el Año Nuevo nunca había tenido mucha gracias porque era una fiesta sin regalos. Pero Laurita decía que era divertido.

A veces los grandes se ponían tristones por esas cosas del año que se va y del año que viene y de que allá por año verde las cosas andaban mejor y etcétera.

Pero las noches se doraban con cohetes y había confites y las polleras bailaban en el aire. Gusti no entendía por qué en Año Nuevo regalos no. Y andaba reclamando y, hasta hacía poco, el muy sí señor había conseguido un autito extra.

Pero esta vez, ni soñando.

Peor, esta vez andaba todo tan nublado que en las casas no había qué comer.

Chabela, Laurita y Gusti ya habían hecho sus averiguaciones por la cuadra. Doña Celia tenía fideos. La Abuela, repollo. Los Gutiérrez, cebollas y fideos. Y así, fideos más, fideos menos, hasta que se enteraron de que los siete hermanitos Pérez tenían dos cubitos de caldo y un pan.

Aquella tarde fue muy activa para los chicos.

Chabela habló con Laurita, Laurita lo mandó a Gusti y Gusti lo mandó a Pechecho, que dijo que sí aunque no entendió muy bien la cosa porque tenía dos años. Se pelearon y se amigaron con Raúl, Susana, Germán, Gustavo, los mellizos y María José.

Fueron y vinieron haciéndose los buenitos, blanqueando los ojos si alguien les preguntaba qué hacían y, sobre todo, desapareciendo durante buenos ratos y comiéndose por eso buenos retos.

Por la tardecita se armó un gran lío en la cuadra. En cada casa faltaban fideos, el repollo, las cebollas y los etcéteras. Las mujeres entraban y salían con los brazos para arriba. Y los hombres miraban para arriba con los brazos para abajo. ¡Qué cosa!

La gente fue a la despensa de doña Nely a comprar "anotados", otros fideos. Pero doña Nely descubrió que le faltaban algunas latas de conservas.

Y todo así, como hormiguero antes de la lluvia, cuando alguien gritó:

- ¡Fuego en el baldío! ¡Miren el humo!

Y allí fueron corriendo.

¿Y qué vieron?

En la semioscuridad de la última noche del año, una fogata bailaba loca. Y sobre la fogata, como una joya muy rara, la olla de la abuela chispeando y cantando con la panza llena de cositas cortadas que despedían muy buen olor.

Todo se doraba alegremente en el chasquido del aceite, y los chicos, tiznados, color manzana, color nervioso, revolvían, cortaban, repartían, resoplaban, en una extraña danza del fuego.

Todos los miraron quietos. Los que tenían los brazos para arriba los bajaron y los que tenían los brazos para abajo los subieron justo a la altura por donde rueda una lágrima.

Pero no se detuvieron mucho en eso. Había que ir poniendo la mesa. Una mesa hecha de muchas mesas. Una mesa larguísima, justamente en la esquina del Año Nuevo.


Devetach, Laura. La esquina del Año Nuevo. En Una caja llena de Buenos Aires. Colihue, 1996.

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Cuentos para compartir en familia

 PLIC, PLAC, LLUVIA, RÍO Y MAR

Espectáculo donde el agua cuenta sus historias.

Domingo 20 de noviembre en la Expo Idevi de Viedma.


sábado, 13 de agosto de 2022

PLIC, PLAC, LLUVIA, RÍO Y MAR.

 Cuentos, poemas y canciones en este espectáculo para infancias:

PLIC, PLAC, LLUVIA, RÍO Y MAR.


Sábado 20 de agosto a las 20: 30 hs en la Asociación Española de Viedma. 

Reserva tu entrada al 2920665868

martes, 26 de julio de 2022

Viaje a la imaginación


 Viaje a la imaginación.

Un recorrido por diferentes cuentos y canciones.

Jueves 28 de julio a las 17 hs en la Asociación Española.